No, no.... No estoy hablando de mi abuela, que es un ser que no merece mi anteción, ni la de ustedes, ni medio caracter más en este blog (Y que por otra parte ya cumplio esa edad hace como 3 años) ... Estoy hablando de alguien que me (nos) acompaña todo el día y me (nos) ha regalado, sin pedir nada a cambio momentos de felicidad, de euforia, y porque no, también alguna que otra vez, me (nos) dio duras cachetadas.
Con sus voces dulces y melosas, sus trabajadas impostaciones, y su música y personajes ella es única dentro del universo en el cual la encasillan; y aunque muchos digan que ya paso de moda, yo creo que esta viviendo toda una etapa de plenitud, en la cual me gustaria ver a más de uno de sus competidores, si es que llegan, claro.
La radio ha sido, es y si será mi compañera de todo el día, todos los días. Por que no puedo vivir sin música pero tampoco sin escuchar a los personajes que la hacen estar viva día tras día, informandome o haciendome reir, mientras voy de casa al trabajo y del trabajo a algún otro lado.
Mi idilio con ella comenzó cuando muy niña mi madre tuvo que recurrir a la radio para que yo lograra conciliar el sueño, y luego, por decisión propia la fui adoptando como medio, y justo allí me regalaron mi primer Walkman que llego a funcionar atrapado dentro de una bandita elástica y completamente cubierto de cinta scotch, por culpa de los golpes que ligaba cada noche al caerse de mi cama al piso.
Luego le siguieron un radiograbador que comparti con mi hno, con quien soliamos imitar a los programas de radio realizando nosotros mismos las publicidades de lugares o cosas que nos gustaran; más tarde un minicomponente que vino a decorar el dormitorio, y por último, como broche de oro de mi relación con el transistor, cuando termine el colegio secundario, mientras ya tenia marcado en el almanaque la fecha en la que tenía que rendir el primero de tres exámenes en el Iser, el libro Dias de Radio llego a mis manos para contarme "de pe a pa" todos los pormenores del surgimiento del medio más lindo de todos.
Por los años que pase haciendo prácticas ad honorem detras de distintos micrófonos, por las horas incontables que me acompaño mientras estudiaba, mientras extrañaba, mientras iba creciendo, por todo eso
¡¡Feliz Cumple a la Radio!!