jueves, 21 de enero de 2010

Necesidad de catarsis


Volví de vacaciones, me reincorporé a la editorial el lunes a las 9 de la mañana. Hice entrega de los presentes veraniegos y apenas escuche un “Gracias”.

Una vez en mi oficina, retome los pocos pendientes que habían quedado guardados con la etiqueta “2009”. Tres horas más tarde, la mitad estaba cumplimentada y al fin de la jornada no tenía más papelitos con ese número maldito inscripto.

En mis anteriores trabajos, lo “normal” era que se pusiera al corriente de las novedades a la persona que regresaba de su merecido descanso…. Acá no funciona así.

Nadie me informó que un compañero ya no pertenecía más a la empresa y que había nuevas incorporaciones, aunque ya eran caras conocidas; tuve que enterarme por otras personas de los sismos que habían sacudido a la editorial en los 15 días de ausencia.

Como si hasta ese momento el panorama no fuera bueno, al segundo día escucho reclamos del estilo “Vos estás aislada” y yo pensaba, haace 9 meses que trabajo 3 pisos más abajo y nadie es capaz de bajar para absolutamente nada, tampoco me copian en los mails, ni me llaman a mi interno, lo decís por eso? Sos muy perspicaz!!!

Mi respuesta a todas las “acusaciones” fue: “Estoy trabajando en las tareas que me encomendaste en un memo de cuatro carillas, el 20 de diciembre”

Hay que cubrir el gasto! Escuche de repente. Frase que en las dos últimas semanas de diciembre habré escuchado unas 20 veces, y siempre responsabilizándome a mi.

Repasemos: No soy jefa de ventas, y mucho menos vendedora!! No estoy acá para eso! y me harte!!! Entonces le esgrime mi pensamiento: “Cuando consiga otro trabajo, no vengo más, quedate tranquilo”.

Y así estoy prendiendo velas a San Expedito, San Cayetano, Virgen Desatanudos, (y al Gauchito Gil, también, por si las moscas)

Escucho ofertas

NaRa