lunes, 27 de septiembre de 2010

Funeral

La historia llegó a su fin

Probablemente no haya nada más triste que ese ritual en el que las personas se juntan para despedir a un ser querido, familiar, amigo, conocido, por que su vida llegó a su fin; por lo general, según marca la tradición católica, los asistentes llevan ofrendas florales, y portan un impoluto luto con vestimentas negras. El llanto, el dolor y la congoja suele aglutinarlos en largos abrazos y en miradas profundas que no necesitan  palabras para expresar sentimientos.

Pero mucho más doloroso es cuando ese ritual es unipersonal, no se portan flores, no se viste de luto y la otra persona no se entera.... Cuando por dentro se tiene el pleno convencimiento de que ese otro no existe más, de que todo lazo de unión se rompió y de que esa muerte decretada tiene caracter de irreversible...

La enterré en la propia tumba que ella cabó, y con dolor y angustía tuve que entender que ya no era parte de mi vida (ni yo de la suya) y voy de a poco aceptando como son ahora las cosas.

NaRa