Me fui, me voy de vez en cuando a algún lugar… Para salir de la rutina, para buscar fuentes de inspiración, para compartir un momento con personas que quiero, respeto, admiro. Ayer nos perdimos con Marinovio por las callecitas del barrio de Montserrat y nos allegamos hasta un pintoresco café de la calle San José para hacerle el aguante a una de esas personas mágicas, inspiradoras, que la vida me cruzó en el camino.
A Virginia no la busqué, pero la encontré. Aún recuerdo el primer día que nos cruzamos en la oficina de la calle Montevideo, su cabello ensortijado y la alegría de vivir de lo que le gustaba fueron su carta de presentación. Quizás ella no recuerde los nervios de mis primeros días de trabajo en aquel lugar.
Mi rol y su profesión hicieron que tuviéramos que trabajar codo a codo, sorteando vicisitudes, luchando contra molinos de vientos, volviendo posible muchas empresas desquiciadas… así fue como el trabajo diario, que por momentos me angustiaba y atormentaba, se hacía mucho más llevadero, porque yo sabía que Vir llevaba el otro remo.
Un día, aquellos tiempos terminaron, pero por suerte para mí, lo que no terminó fue mi relación con ella. Gracias a la tecnología seguimos en contacto, y por su enorme trabajo, nos vemos cada tanto; Yo voy a ver los hermosos cuadros que pinta, y ella se entretiene con las disquisiciones que Marinovio le plantea, por ejemplo, acerca del matrimonio.
Virginia es un ser de luz, y la luz no es otra cosa que energía. Su energía motoriza todo lo que la circunda, y es genial conocer y contar con personas así. Sin lugar a dudas su primera muestra será todo un éxito.
Búsquedas y encuentros por Virginia Nembrini: Desde el 10 de Julio hasta el 06 de Agosto. Café Montserrat – San José 524. C.A.B.A
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