jueves, 10 de marzo de 2011

Más viva que nunca

Mañana hará un mes que deje la casa de mamá para instalarme en el barrio de Caballito, bajo el mismo techo que Marinovio.

Este mes ha sido de aprendizaje, pero no por eso menos mágico, la convivencia se desarrolla de una manera armoniosa y relajada, hemos puesto pautas que nos ayudan a diario a mantener orden y limpieza sin que tengamos que desatar una batalla campal.

De a poco me voy luciendo en la cocina, lo sospecho porque Marinovio tiene una gran sonrisa dibujada en su cara cada vez que termina de comer, lo cual evidencia que mi comida mal no estaba.

Salí ilesa de dos compras en el super (aunque creo que la tercera será vía internet) todavia no se me destiñó ninguna prenda, plancho sólo las camisas de Marinovio, no rompí plantos ni vasos. Ordene la alacena y el bajo mesada al menos unas 30 veces y creo que todavía lo voy a seguir haciendo.

Volví a escuchar los discos que Hermano y Madre me censuraban y hasta me copó con las transmisiones del ascenso de radio Belgrano los sábados al mediodía ya que aún no tengo internet, motivo por el cual no escribo hace un mes.

Todavía no pude estrenar la pileta y para bañarme o lavar los platos tengo que esperar como media hora a que el agua se caliente, pero todo me resulta tan llevadero!


NaRa