domingo, 18 de abril de 2010

El viajar es un placer, ¿Lo es?

Desde chica me gustó salir de paseo. Recuerdo cuando mi madre me preparaba para salir, a lo de mis tías, a la casa de mi abuela, o simplemente para ir al centro. Siempre me elegía la ropa más linda, me peinaba con mucho esmero, y me ponia el perfume más rico, y allá nos ibamos, felices cantando Vamos de paseo pi, pi, pi

El hecho de salir me sigue dando tanto placer como entonces. y en le último tiempo muchos de los viajes que hice tuvieron que ver con juntarme con amigos para ir a ver recitales, en especial a la ciudad de las diagonales, capital provincial.

Amo tanto la ciudad de La Plata, como mi Lanús natal. Por su historia, pero principlamente por su música. Pero claro, viajar a La Plata no es cosa sencilla.

La forma más cómoda es abordar los servicios del Plaza, o de la Costera ya sea desde Retiro o desde Once; aunque despues de mi experiencia del viernes, dónde lo espere por más de una hora, este punto de partida lo descarto con ahínco.

En ambos casos, los confortables asientos, el aire acondicionado y el camino de la autopista, hacen que el viaje se torne corto... aunque pueden ocurrir imponderables como los que me tocó vivir tanto a la ida como a la vuelta.

IDA: Luego de hora y media, abordo el micro, estando 4ta en la fila tuve la posibilidad de elegir en que asiento hecharme a descansar, luego de un largo día de trabajo en el lejano oeste, butaca 5. Ubicación - Ventanilla aunque no hay mucho para ver, la desición fue estratégica yo bajaba en la terminal, y así evitaba que alguien interrumpiera la siesta que pensaba tomar.
Un jóven masculino ocupó el lugar a mi lado.

Una vez en Constitución, el chofer solicitó un asiento. Y cómo me pasa a veces mi mente pensó lo que debía decir, pero no lo pronunció (Debería haberle dicho al flaco sentado a mi lado: Te levantas y te mato)
Luego de las palabras del chofer, y mientras me despertaba del entre sueño, ya podía ver a mi lado a un mocoso inquieto con ganasde fastidiar, revolear sus chiches a quien tuviera más cerca, además de estar alimentandose en ese preciso instante, dato no menor.

Ya me pasado, que los niños que viajan a mi lado, me ensucian la ropa con su pestilente vómito. Tengo el problema de no soportar los fluidos corporales, menos si son de ajenos. Por lo tanto, despues de esas experiencias tengo fobia que los bebes viajen al lado mio. Claro que en otro tipo de transporte puedo optar por correrme o cambiar de asiento. Esta vez, no!
Tal como pude ver, el chiquito tenia muchas ganasde molestar, y su madre, pocas ganas de cuidarlo, se la paso llorando y ella lo llevaba y lo traia del pasillo al asiento, cada vez que volvia a sentarse, parte de su cuerpo caía encima mio.
Y el descanso, bien gracias.

Llegue a La Plata, luego de un breve paso por el pestilente baño de la terminal, me arregle y deje el mal humor ahí mismo, para que no opacara una fecha que tanto había esperado; me dirigí al encuentro de mis amigos y todo se desarrolló con la debida normalidad que una fiesta puede tener.

VUELTA: Sábado por la tarde. En este caso no hay presencia de menores, pero algunas personas parecen criaturas.
Abordé dos segundos después de salir de la ventanilla. Nuevamente tuve la oportunidad de elegir la ubicación. Butaca 3 pasillo. El servicio salió casi vacio de la terminal. 13 y 39 Plaza Belgrano. Ascenso de pasajeros. Uno de ellos se sentó justo atrás mio, y ni bien terminó de apoyar su sentaderas, sacó un handi, y entabló una conversación de la cual nos enteramos todos los pasajeros.

¿Porqué tenemos que soportar este tipo de atropellos? ¿Porqué me tenía que enterar cuanto hacía que el susodicho no tomaba más cerveza, o si en el último asado hubo o no cachenge? Yo otra vez de mal humor.
Todos lo miraban mal, y él ni se inmutaba. Nadie se animó a decir nada; Incluso yo me debatí desde que comenzó la conversación hasta muchos minutos después de haber subido la autopista, si valía la pena sugerirle que colocara el handi en modo privado, o si iba a recibir una mala respuesta....

El punto es que ni él nos considero, ni nosotros nos hicimos respetar.

Estos episodios, como tantos otros que vivo arriba de los medios de transporte día tras han dado lugar a un manual del viajante que a partir de mañana les voy a presentar... Espero me acompañen a este viaje. Y si quiere puede dejar su queja aquí debajo.

NaRa